miércoles, 18 de noviembre de 2015

Conciencia-2.
Eduardo Abril

Adán se levantó por la mañana y lo primero que miró fueron sus mensajes del móvil. Vio que su foto de perfil había cambiado por la misma que tenía el día anterior pero teñida por la bandera de Francia. Abrió el panel de aplicaciones y pulsó en un icono que decía “Conciencia2 y un mensaje invadió la totalidad de la pantalla: “Twitter y Facebook han sido actualizados con los contenidos siguien-tes”. Leyó y descubrió que, mientras él estaba ayer por la noche viendo una película con su vecina Laura, a la que llevaba semanas pretendiendo, su perfil facebook y Twitter se había actualizado automáticamente: le había dado al “like” de varios de sus contactos, había retuiteado algunos memes, e incluso había colgado un comentario propio junto a un vídeo. Su actividad en las redes sociales era, a esa hora de la mañana, la de un ciudadano crítico y comprometido con el mundo, el medio ambiente y las causas más nobles. Y todo eso, sin mover un dedo, mientras la noche anterior se divertía con Laura. 
Adán esbozó una sonrisa consciente de lo que había pasado, y se concentró en el contenido de su actividad. Al parecer, unos terroristas del Isis se habían colado en una sala de conciertos en París y habían matado a más de ciento veinte personas. “Vaya marrón”, pensó, y después leyó el comentario que había “escrito” la noche anterior, junto a un vídeo de la Torre Eiffel iluminándose por partes con el color de la bandera francesa: “Algunas veces no comprendo la irracionalidad absurda del ser humano, hoy todos somos franceses, unidos contra la barbarie”. Esbozó una sonrisa y se sintió lleno de orgullo por el comentario. 
Hace unos meses, cansado de ser el último en enterarse de las cosas en la oficina, tras una lamentable experiencia, decidió descargarse esa App de la que le habían hablado, “Conciencia2”. Llegó a la oficina y un compañero le hizo un comentario desde la sala de café... “Adán, ¿te has enterado?, menudos hijos de puta”. Él asintió sin saber a qué. Enseguida comenzaron  a llegar el resto de compañeros y las conversaciones parecían ir en una dirección clara: algo había pasado. Cogió su móvil y abrió Twitter buscando la respuesta, pero su repelente compañera Amanda se percató de su búsqueda. “Dios, Adán, ¿no sabes qué ha pasado? Llevas todo el fin de semana sin saber nada ¿no?”. Al parecer los últimos días habían sido una locura de violencia machista, habían muerto cinco mujeres a manos de sus parejas y las redes sociales ardían contra este tipo de actos injustificados. 
Después de que se instalase Conciencia2, hace un año, nunca más le volvió a suceder eso. Es más, desde entonces sus compañeros le tenían por una persona sensible que estaba implicado con el mundo que le rodeaba, y todo se lo debía a esa maravillosa App. Conciencia2 hacía todo eso por él, seleccionaba artículos, los comentaba, retuiteaba lo más interesante, e incluso cambiaba su foto de perfil y su estado de acuerdo a los acontecimientos del momento de manera automática. Pese a su éxito, pues era una de las App más descargadas desde que había llegado al mercado, nadie reconocía abiertamente que la usaba. Era como un secreto a la vista de todos. Todo el mundo la la tenía y era consciente de que la actividad de las redes sociales era una farsa, que verdaderamente los contactos que uno tenía no pensaban o decían eso, que todo era Conciencia2 tomando ya las decisiones pertinentes que lo convertían a uno en un respetable miembro de la comunidad virtual. 
Cuando esa mañana llegó a la oficina, Amanda le tomó del brazo y mirándole a los ojos le dijo con mucho sentimiento “Adán, ha sido muy bonito lo que escribiste en twitter anoche” y con un gesto muy cariñoso le puso una pequeña pegatina con bandera francesa en la solapa de la chaqueta. Después siguió repartiéndo insignias por la oficina. 
Al medio día, tuvo una comida de trabajo con su jefe y varios de sus compañeros, junto con una delegación de la empresa que venía desde Barcelona. Comieron en L'Hardy y la conversación, salvo escasos momentos en que realmente trabajaron, estuvo acaparada por el atentado de París. Sobre todo después de que uno de los compañeros catalanes pasara un video de cómo los supervivientes escapaban de la masacre a través de una de las salidas de emergencia de la sala de conciertos, pasando por encima de los cuerpos de otros que no tuvieron tanta suerte. Una chica comentaba "mira, hay uno que se agarra a la ventana, qué cabrones, cómo pueden hacer algo así". justo después los camareros empezaron a poner en la mesa suculentos platos de perdiz, de pato y enormes solomillos de vaca. 
Por la noche Adán había quedado con sus amigos para ir a la manifestación de repulsa. Incluso uno de ellos había hecho un grupo de whatsapp para el evento al que le había puesto el nombre de "Je suis Paris". El plan era ir a la concentración en Sol y después cenar en la Gastro de Chema, un sitio nuevo que tenía buenas críticas y todos tenían ganas de probar. El problema era que nunca coincidía que pudieran juntarse el grupo completo, así que la manifestación había sido la excusa perfecta para acudir finalmente al restaurante. En Montera, Adán se hizo un selfie con dos de sus amigos donde se podía ver la marabunta y a lo lejos una gran pancarta que rezaba "No al terrorismo". Conciencia2 tardó a penas unos minutos en identificar la foto y subirla a Facebook con el pie "Hoy Madrid también es París".
Cenaron y mantuvieron una animada conversación sobre el terrorismo yihadista. Unos decían que el problema son los musulmanes, que tienen una religión que promueve la violencia, mientras que otros defendían que hay que separar la religión de los terroristas, que son locos fanáticos. Después todos se tomaron una copa brindando animadamente por los franceses. Incluso, uno de ellos, se animó a cantar la Marsellesa viendo cómo todo el restaurante le acompañaba tarareando la música y sustituyendo la letra por la de la canción de Masiel. 
A la salida de la Gastro, casualmente Adán reconoció a un antiguo compañero de universidad, que caminaba con prisa con una bolsa de McDonalds en la mano. "¡Coño Fede, qué casualidad¡, qué ¿has venido a la manifestación?". Fede le miró con hastío y le contestó seco, "Hola Adan, no he venido a la manifestación, solo he bajado a comprar la cena". Adán le miró con condescendencia y le habló pasándole el brazo por encima del hombro: "Fede, tu siempre tan raro. Tienes que ser un poco más sociable hombre. Míranos a nosotros, hoy todos estamos unidos para apoyar a las víctimas de París". Fede se quitó el brazo de encima y le contestó, ahora con una voz más firme: "¿Y qué pasa con las víctimas de Irak, de Afganistán, de Siria o de otra docena de países? ¿A esos no merece la pena apoyarles?". Todos los amigos de Adán se callaron de pronto y todos miraron". Adán miró a sus amigos, sonrió, y pensó para sí "joder, no tengo ni idea de qué me habla este tío, ¿por qué no habrá salido nada de eso en Conciencia2?". Luego habló en tono conciliador: "bueno sí, Paris, Afganistán, Siria... !qué más da¡ Lo importante es que estemos unidos frente a la barbarie ¿no?". Fede esbozó una sonrisa y contestó: "Claro que sí Adán, lo importante es que esteis unidos. Pero yo no, yo me voy". Se dio media vuelta y se marchó.
Al rato Adán miró su móvil y descubrió que había comentado en Facebook: "Cenando con los mejores amigos en la Gastro de Chema. Hoy más que nunca unidos"

5 comentarios:

Óscar Sánchez Vega dijo...

Buen texto, Edu.
Eres como aquel tábano que importunaba a sus conciudadanos.
Me ha gustado... excepto el final. Te cebas con Adán y Fede se va de rositas... ¡y eso no puede ser! Los “Fedes” que yo conozco caen dentro de una de estas dos categorías: o bien tienen instalado en su terminal la aplicación de la corporación rival Justicia-2 y responden a ella de manera similar a como Adán responde a Conciencia-2 o bien (lo que es peor) son como Eutifrón: no dudan en acusar a su padre pues ellos saben bien lo que es la piedad y no dejan pasar la ocasión para demostrarlo.
Saludos.

Unknown dijo...

Respecto al comentario de Óscar (no sé mencionarlo ni responder directamente a su comentario en esta plataforma), sí que es verdad que mucha gente hace uso de "Justicia-2" y se limita a repetir el comentario que ya ha escuchado a otras personas sin ni siquiera profundizar en las razones del comentario en sí. De hecho ese grupo de personas tiende a ser parte también del segundo grupo que ha descrito, los que buscan mirar con condescendencia al resto por tener una idea equivocada.

Pero el hecho de que una persona discuta a otra su forma de actuar con argumentos, le haga pensar sobre qué está haciendo, e incluso le dé la oportunidad a la otra de justificar su actitud o sus comentarios no me parece algo negativo. Y, sin embargo, ya se ve muy a menudo la situación de "¿Por qué me discute mi opinión este tío? ¿Se cree que sabe más que yo?".

Pongo el ejemplo de un conocido mío que recientemente compartió en un red social una publicación que hablaba de los peligros de permitir a los musulmanes vivir en España (entiendo que no es el típico pensamiento popularmente aceptado que aparecería en "Conciencia-2", pero no deja de ser una idea que mucha gente repite sin indagar en su porqué, y en ese sentido puedo equipararla al tema del artículo). Yo le respondí con mi opinión acerca de por qué no deben extenderse las ideas que el compartió y, por tanto, los motivos por los que creo que se equivocó.

Según el razonamiento de Eutifrón, ¿no debería intentar modificar la actitud de una persona que no es "pía" con mi opinión y mis argumentos sólo por el hecho de que yo tampoco soy un experto en lo que es y lo que no es "pío"?

Es verdad que si las conversaciones se limitan a "Je suis París" y a "¿Eres París pero no eres Siria o Afganistan? Menudo hipócrita" no llevarán nunca a nada. Pero si el objetivo de responder a un pensamiento estándar equivocado que detectes en alguien es hacerle pensar, mejorar, no veo problema en que le hagas saber tu punto de vista.

Eduardo Abril Acero dijo...

Buenos comentarios Óscar y Dani, aunque creo que no pilláis ninguno a Fede: Fede no tiene un "Justicia2", es un paria, un perdedor que ni siquiera tiene la voluntad de discutir con Adán y simplemente le jode que le ponga el brazo por encima y "coleguee" con él. Su intención no es dar lecciones ni proponer un pensamiento alternativo a Conciencia2, su intención es darle un poco por saco a su ex-amigo-estupendo. No hay debate en Fede, y su intención no es mostrar su superioridad moral, ni siquiera es un cospiranoico,. No se incluye en ninguna identidad como la de los de Justicia2. Fede sólo es un pobre hombre incapaz de incluirse en la comunidad de los bien-pensantes. Si le preguntásemos a Fede en qué se incluye, contestaría con el lema zizekiano "inclúyanme afuera".

Óscar Sánchez Vega dijo...

Es verdad Edu, releo la historia bajo esa interpretación y encaja bien con lo que cuentas. De todas maneras no me negaras que los “Fedes” que yo retrato son más corrientes que los tuyos.

Daniel, estoy de acuerdo contigo en todo lo que dices. Es más, si nos ponemos a razonar no dudo que "Fede" tiene mejores argumentos que "Adán". Es la pose de superioridad moral de algunos la que me irrita. Por ejemplo, en mi instituto se convocó un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas del atentado de Paris. Algunos profesores bajamos y otros, movidos por argumentos como los de Fede, optaron por no hacerlo. Hasta aquí nada que objetar: uno no sabe muy bien qué es lo mejor ni como es conveniente actuar en la mayor parte de las ocasiones. Es el ambiente previo que algunos crearon lo que les reprocho, como si los que guardaron el minuto de silencio tuvieran que dar explicaciones, como si bajar fuera una cobardía y la única posición Moral (con mayúsculas) fuera permanecer impasible pues si no se guardó duelo por otras ocasiones ¿Por qué en esta sí? Seguramente me expreso mal, no es que plantearan estas legítimas preguntas es que como Eutifrón parecían tener muy clara la respuesta.

Por cierto, hay un experimento muy interesante de Antonio Damasio en el que estudia a ciertas personas que ante dilemas morales responden de manera estrictamente racional. Son personas que ante la opción de dejar morir a un amigo o a diez desconocidos eligen que se muera el amigo. Pues bien estas personas tienen una lesión cerebral, tienen daños muy localizados en el córtex prefrontal ventromedial que explican su peculiar reacción. Lo normal es que las emociones “contaminen” el juicio moral.

Saludos

Unknown dijo...

En esa interpretación si estoy de acuerdo. Al final os entendí mal a ambos. Seguiré leyendo Feacios a ver si os voy pillando más fácilmente en el futuro.

Saludos a ambos.