Acompañado de orquesta sinfónica, o de coro de voces búlgaras, o de rock furioso y distorsionado; con la guitarra de Manolo Sanlúcar o Tomatito o el Niño Ricardo o Pat Metheny; cantando a Leonard Cohen, a Lorca, o los cantes de Antonio Chacón; a todo, tan desordenado y sin sentido aparente, Morente ofreció esa unidad que no se sabe siquiera qué es, ése duende que no se comprende, pero que suena.
Hace veinte días cantó en Barcelona su " La aurora de Nueva York", del disco "Omega", algo que suena así como bulería por soleá y siempre me ha puesto los pelos de punta.
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