miércoles, 3 de noviembre de 2010

Cuatro Greguerías.
Borja Lucena

Ayer hizo una tarde magnífica. Los chopos amarillentos de los campos de Soria parecían altas hogueras ardiendo en los campos vacíos del otoño. Durante un larguísimo rato, mientras el sol declinaba ya sobre las sierras azules, me estuvieron zumbando en los oídos unas greguerías de Gómez de la Serna que había leído por la mañana. Aquí os las dejo, tal y como mi vacilante memoria las ha conservado. Me parecen pequeñas miniaturas de un pensamiento preciso y, a veces, deslumbrante.
Los cuernos de los toros buscan un torero desde el principio del mundo
Cuando la flor pierde un pétalo... ¡Está perdida toda!
Lo malo de la ambición es que no sabe lo que quiere
El arroyo trae al valle las murmuraciones de las montañas

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